Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad
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Disfagia

¿Qué es la disfagia?

La disfagia se define como la sensación de dificultad de paso de los alimentos (sólidos o líquidos) desde la boca hasta el estómago. Es importante no confundirla con la odinofagia o deglución dolorosa, aunque en ocasiones se pueden dar juntas. Se trata de un síntoma de particular importancia, tanto por la gravedad de las enfermedades que lo pueden provocar como por las consecuencias que puede tener para el paciente, generalmente requiere un estudio que aclare su origen y permita iniciar un tratamiento precoz.

Aunque parezca un acto sencillo, la deglución implica la participación de nuestro cerebro, nervios y unos 30 músculos. La deglución tiene una fase voluntaria desde que decidimos introducir el alimento en la boca hasta que alcanza la faringe, donde el proceso se convierte en automático.

La dificultad al paso de los alimentos se puede producir en los primeros momentos de la deglución (disfagia orofaríngea) localizándose en el cuello, a lo largo del paso por el esófago localización en el área de la “corbata” o en la unión del esófago con el estómago, en la punta del esternón (disfagia esofágica). La intensidad puede variar desde ligera sensación de “nudo” a la práctica imposibilidad de tragar.

¿A quién afecta?

La disfagia puede presentarse en cualquier grupo de población si bien en cada uno de ellos suele tener una causa y pronóstico diferente, merecen particular atención: los ancianos, las personas con enfermedades neurológicas, las pacientes con lesiones de la cabeza y cuello, aquellos en los que aparecen síntomas respiratorios (neumonías por aspiración), y en general todos los presentan disfagia de poco tiempo de evolución, progresiva y que condiciona su alimentación provocándoles pérdida de peso.

¿Cuáles son sus síntomas?

Las personas que sufren este problema, pueden presentar una serie de signos y/o síntomas que nos pueden ayudar a identificarlo como:

La gravedad de los síntomas depende en parte de que los alimentos y las bebidas se «atasquen» en el esófago brevemente, o incluso permanentemente. La disfagia trae consigo un problema para la salud de las personas que la padecen, ya que el paciente puede dejar de comer y beber de manera suficiente con la consiguiente deshidratación y malnutrición. También puede presentar atragantamientos importantes y paso de alimento hacia los pulmones (aspiración), esto puede provocar graves infecciones pulmonares.

¿Cómo se diagnostica?

Es primordial una historia clínica detallada, que aproximará el diagnóstico de forma fiable en un alto número de pacientes. La intensidad de la disfagia, la “textura” de los alimentos que la provocan, la frecuencia de presentación, el tiempo de evolución, su progresión y la repercusión sobre la calidad de vida son aspectos importantes para valorar la gravedad y el posible origen de este síntoma.

Entre las pruebas complementarias más frecuentes para el estudio de la disfagia se encuentran:

¿Cuáles son sus causas?

Se puede producir por causas orgánicas de la faringe, del esófago o de órganos próximos y que producen obstrucción, o por alteraciones musculares y/o nerviosas de la función de las diferentes estructuras implicadas en la deglución y cuyo origen puede estar en un amplio abanico de enfermedades.

¿Qué tratamientos hay disponibles?

El objetivo final será tratar directamente la causa que originó la disfagia (tratamiento de un tumor, del reflujo gastroesofágico, de la alteración de la motilidad esofágica, etc).

El tratamiento incluye una serie de medidas generales, actuaciones dirigidas a corregir o hacer más segura la deglución y el tratamiento de la enfermedad de base.

Algunas recomendaciones generales son:

Si el paciente no puede cubrir sus necesidades nutricionales se debe recurrir a la nutrición enteral que se podrá administrar mediante suplementos orales, una sonda desde la boca al estómago o directamente al estómago a través de la pared abdominal.

El tratamiento de los pacientes con disfagia suele requerir un abordaje multidisciplinar en el que intervienen diversos médicos y especialistas (gastroenterólogos, cirujanos, logopedas, otorrinolaringólogos, dietistas, internistas, geriatras….) que colaboran de forma conjunta.

 
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